Interpretación simbólica del tradicional Nacimiento de Navidad
- Raquel Oletta
- 23 dic 2020
- 5 Min. de lectura

Pertenezco a una familia caraqueña de tradición católica y todos los diciembres nos reuníamos en casa a hacer el "Nacimiento". Bajo la dirección artística de mi papá dedicábamos tres días de trabajo creativo y goce compartido que luego de finalizado, se prolongaban durante todo el mes de vacaciones navideñas, porque mi hermana y yo pasabamos tardes enteras jugando con las personajes del Belén, recreando historias fantásticas producto de nuestra inagotable imaginación infantil. Hace casi 20 años que mi papá nos dejó, pero yo he continuado con su legado, una tradición llena de sentido para mí, cuyo significado más profundo va más allá de su origen religioso asociado con el alumbramiento de Jesucristo, para celebrar el resurgir de la esperanza, el amor y la creatividad en el alma del ser humano. Una visión de existencia con sentido que hoy transmito de mi padre a mi hijo como un símbolo de VIDA, que a través del vínculo del amor, une generaciones y se hace eterna.
Cuando vivíamos en Barcelona decidimos compartir nuestro Belén familiar con la comunidad y participamos en el Concurso de Pesebres 2016, del Ayuntamiento de Sant Cugat del Vallés. Nuestro Nacimiento obtuvo el Segundo Premio en la categoría "Innovador". Ahora vivimos en California y en esta Navidad 2020 tan especial, quiero compartir con mi nueva familia americana nuestra particular visión del Nacimiento del Niño Jesús, con mis deseos por un año 2021 pleno de sentido y amor.
EL NACIMIENTO
Mi propósito es representar un Belén con un contenido simbólico que muestre el paralelismo entre el nacimiento del Niño Dios en la tradición católica, con la Obra de los Alquimistas de la Edad Media, en su búsqueda del Oro o Piedra Filosofal.
Para el psiquiatra Carl Gustav Jung, el trabajo que los alquimistas realizaban en sus laboratorios con el plomo y otros metales para conseguir el oro, es una proyección del proceso de transformación interior que se desarrolla en la psique del hombre, que, paso a paso, al calor de cada experiencia emocional vivida, va aprendiendo, conociéndose e integrando sus aspectos opuestos y desconocidos, hasta ampliar su consciencia y llegar a ser lo que es: un ser completo, individuado. Este conocimiento de sí mismo implica integrar no solo nuestra faceta emocional y racional, sino aquel sustrato espiritual asociado con lo divino que duerme en nuestro interior y quiere ser despertado y conocido. Un camino de busqueda personal que nos conecta con lo trascendente. En palabras del poeta Ibn Arabí: "Aquel que se conoce a sí mismo, conoce a su Señor".
Fases del "Opus Alquímico" o Proceso de Hacer Consciencia representados en el Nacimiento y su simbología.
PRIMERA FASE. LA NIGREDO. COLOR NEGRO.

Esta fase es llamada por la Mística La Noche Oscura del Alma, representada por la oscuridad absoluta y la soledad del desierto. Un estado psicológico de impacto emocional y sufrimiento que genera un estrechamiento del ego, depresión o melancolía que es la antesala de profundos procesos creativos. Un trabajo con la sombra, es decir, lo desconocido en nosotros.
La piedra con la que empiezan a trabajar los alquimistas es una masa confusa, putrefacta, oscura. Esta piedra endurecida y coagulada es transformada a golpes y sometida al fuego hasta ser reducida a cenizas.
En esta fase aparece un paisaje desértico en un fondo oscuro (negro-la nigredo). El profeta Malaquías intenta entrever alguna luz en la oscuridad más densa. A un lado, medio escondido, vemos la figura catalana del "Caganer", defecando en la tierra una masa caótica, las heces putrefactas, que como la prima materia, indican el inicio de la Gran Obra. El Opus parte de lo oscuro, del caos, del dolor, para conseguir su opuesto: el oro alquímico, la piedra filosofal, el nacimiento de la luz, el Nino Jesús.
ANIMAL SIMBÓLICO: El CUERVO NEGRO. Al ser un ave representa el espíritu que en esta fase de oscuridad, alude a la noche, la soledad y el vacío, como antesala de lo que va a ser llenado.
SEGUNDA FASE: LA ALBEDO. COLOR BLANCO-PLATA

Luego que la piedra o prima materia (la psique) pasa por el sufrimiento y es trabajada, machacada y expuesta al fuego de las emociones, se convierte en una ceniza blanca, y lo que antes era sólido o coagulado, se disuelve. Este estado es representado en el pesebre como el agua asociada con las emociones que limpian, blanquean y diluyen (solvet), la dureza y oscuridad del estado anterior (coagula). La experiencia emocional se vive, se reflexiona, se asimila, se aprende y está lista para ser incorporada a la consciencia.
En el Nacimiento vemos a una mujer recogiendo, conteniendo agua, dispuesta al cruce del rio a través de un punte, un simbolo que alude al paso y unión de un estado a otro. Se cruza desde lo desconocido (oscuro. inconsciente) a lo conocido (luz, consciencia)
ANIMAL SIMBÓLICO: El ave, es decir, el alma o el espíritu, esta representado en la "albedo" por el CISNE BLANCO. El ave negra de la fase anterior, ahora deviene en su contrario: blanca y espléndida, en tanto está integrada en sus contrarios (negro y blanco, femenino y masculino, sombra y luz).
TERCERA FASE: LA CITRINITAS. COLOR AMARILLO.

Representa el nacimiento del sol que se insinúa al alba luego de la noche oscura. El amanecer como metáfora del nacimiento de la luz de la consciencia. En el estado anterior, la piedra disuelta y líquida empieza a estructurarse (solvet et coagula), un proceso que implica diferenciar, separar, y dividir, para luego juntar. Hacer consciencia es un proceso incesante que implica caos y orden, contener y soltar, abrir y cerrar, sístole y diástole, romper y volver a armar. Dar luz a lo desconocido, oscuro e indiferenciado, para darle forma y sentido. Lo disuelto se coagula, se estructura. A nivel psíquico significa un "darse cuenta", que implica unión de los opuestos: consciente e inconsciente, luz y sombra, masculino y femenino, razon y emoción.
En esta fase hemos colocado a los tres Reyes Magos que vienen "orientados" por la luz, para ofrendar ricos presentes al salvador.
ANIMAL SIMBÓLICO: El PAVO REAL, la cauda pavonis, cómo simbolo de plenitud y union de los contrarios, femenino y masculino (Helena y Paris).
CUARTA FASE. LA RUBEDO. COLOR ROJO

Se presenta la escena central con el pueblo de Belén, en un amanecer singular. La pastora dirige su mirada a un cielo rojizo iluminado por una estrella y presiente el advenimiento del Mesías. El tamborilero acompañado de su perro intuye la buena nueva y golpea su tambor con entusiasmo. Un viejo bajo la sombra de un olivo se hace de una lumbre y abre los ojos conmovido. Un soldado romano detiene su marcha, se sostiene de su lanza y se despoja de su casco en señal de respeto. En un pesebre humilde está reunida la Sagrada Familia. Los rostros de María y José llenos de regocijo contemplando al divino niño. La mula y el buey dan calor al recién nacido y un Angel custodia el pórtico.
La Aurora es roja en esta fase de apogeo, de plenitud. La Aurora es la aurea hora, hora de oro, que significa el fin de la noche de la ignorancia, el amanecer, la iluminación: Dios ha nacido en el alma del hombre. La fe y la esperanza se renuevan.


ANIMAL SIMBÓLICO : El AVE FENIX renaciendo de sus cenizas, significa en un sentido psicológico la resiliencia, la capacidad que nos permite enfrentar los desafíos de la vida, vencer y sobrevivir a las pequeñas muertes o finales que se suceden en los continuos cambios que experimentamos. Tambien alude al triunfo de la vida sobre la muerte, la regeneración de la vida universal, la renovación de la fe y la finalización del Opus, la Gran Obra, un camino transitado desde lo más oscuro a lo más luminoso.
El tesoro dificil de encontrar que tanto buscaban los Alquimistas, el Lápis o Piedra Filosofal, es una metáfora de Dios en el alma del hombre.

"Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz, sino haciendo consciente la oscuridad" Carl Gustav Jung.
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